Lanzar un MVP no es decidir qué vas a hacer. Es decidir qué no vas a hacer todavía.
🧠 Resumen ejecutivo:
Queremos ayudar a empresas que hoy tardan semanas (y mucho presupuesto) en armar capacitaciones. Para lanzar rápido, tuvimos que tomar decisiones duras: construir solo lo esencial. Aquí compartimos cómo priorizamos, qué dejamos fuera y por qué.
El problema o contexto
Muchas cuentas enfrentan el mismo cuello de botella: crear, gestionar y dar seguimiento a sus capacitaciones toma demasiado tiempo y dinero.
Queremos ofrecer una plataforma self-served que resuelva ese problema.
Pero lanzar una solución así implica decidir entre cientos de buenas ideas.
Qué hicimos / qué aprendimos
Nos enfocamos en construir solo las funcionalidades esenciales para que una empresa pueda:
- Crear sus capacitaciones
- Gestionarlas de forma autónoma
- Darles seguimiento desde la misma plataforma
Ese fue nuestro filtro: si una funcionalidad no habilitaba directamente alguno de esos tres puntos, no entraba en el MVP.
Lo que funcionó (o no) y por qué creemos que fue así
- Alinear al equipo con un criterio claro (3 puntos esenciales) nos ayudó a avanzar sin discusiones interminables.
- Reconocer que no podemos hacerlo todo al mismo tiempo fue clave para no paralizarnos.
- Una de las ideas más atractivas (crear videos con avatares) quedó fuera por ahora: era compleja y nos alejaba del objetivo de lanzar rápido.
- Dejar cosas fuera no significa que nunca se van a hacer, es solo una cuestión de cuándo. A partir de la definición del MVP, también trazamos las siguientes fases (fase 1, fase 2, fase 3), en las que vamos a continuar iterando el producto con ideas de funcionalidades y aprendizajes del uso real de los usuarios.
- Por ejemplo, el creador de video con AI lo retomaremos en la fase 1.
Consejos o aprendizajes para otros
- Define 2 o 3 objetivos muy concretos para tu MVP, y evalúa todo contra ellos.
- No confundas «valor futuro» con «valor inmediato para validar».
- Habla en plural, pero decide en singular: alguien tiene que cerrar la lista.
- Las buenas ideas pueden esperar. El aprendizaje no.
Reflexión final
Construir en etapas no significa pensar en pequeño. Significa tener claridad sobre lo que importa ahora, para poder llegar más lejos después.
¿Tienes una reunión con alguien importante? Llega con oxígeno y un plan
Cuando estás frente a una persona con alto poder de decisión, el tiempo y la atención son escasos.
Para lograr impacto, hay que ser brutalmente breve y llegar con una propuesta alineada a lo que esa persona realmente necesita.
El riesgo de hablar mucho y decir poco
Me di cuenta de que muchas veces, cuando tenemos enfrente a un líder de alto nivel—ya sea en ventas o dentro de una organización—, desperdiciamos la oportunidad.
Le hablamos de lo que a nosotros nos importa, sin entender lo que a ellos les mueve. El resultado: nos escuchan por cortesía, pero no nos prestan atención real.
Cómo preparo hoy una reunión con un líder
Empecé a prepararme distinto. Antes de cualquier conversación clave, hago dos cosas:
- Hablo con personas cercanas al tomador de decisión para entender mejor el contexto.
- Identifico cuáles son sus prioridades visibles: qué están diciendo, qué están empujando, qué les quita el sueño.
Con eso en mente, diseño una propuesta concreta. Una sola. No cinco. Que conecte con lo que esa persona ya está observando.
Por qué ser breve funciona (y cómo lograrlo)
- Ser brutalmente breve. Cuando estás frente a una persona en la cima, hay poco aire. Hay que usar pocas palabras, pero bien elegidas.
- Hacer la tarea previa. El verdadero trabajo está antes de entrar a la sala: investigar, entender, traducir.
- Alinear, no informar. No se trata de dar todos los datos, sino de ofrecer una solución que encaje en su mapa mental.
Tips para tener conversaciones estratégicas y efectivas
- Mapea bien a tus stakeholders antes de hablar con ellos.
- Pregúntate qué está viendo o empujando esa persona últimamente.
- No llegues a “vomitar información”: diseña una propuesta pensada desde su óptica.
- Usa frases cortas, ideas claras y una sola solicitud.
Una herramienta rápida para preparar reuniones clave
Antes de hablar con alguien de alto nivel, me hago estas tres preguntas:
- ¿Qué está viendo esa persona últimamente? (Iniciativas que menciona, resultados que monitorea, temas que repite).
- ¿Qué le puede hacer ganar o perder influencia internamente? (Sus apuestas, su equipo, sus riesgos).
- ¿Cómo puedo enmarcar mi propuesta desde su óptica, no la mía? (Usar su lenguaje, conectar con sus objetivos).
Estas preguntas me ayudan a diseñar mensajes claros y relevantes. No es solo hablar menos: es hablar mejor.
Reflexión final
A veces confundimos ser breves con ser superficiales. Pero en realidad, ser breves es una muestra de respeto: por el tiempo del otro, y por la claridad de nuestras ideas.